Stratford-upon-Avon, Warwickshire. Un 23 de abril de de 1564 nació «El alma de nuestra era», William Shakespeare. Autor de El mercader de Venecia, Romeo y Julieta, Hamlet, etc. Imagina que lo que sabemos de este autor sea mentira, bueno una realidad construida.
¿ A qué viene esto? Pues bien, en tiempos difíciles y cuya discusión se centra en la autoría y propiedad intelectual. Les traigo una recomendación, Anonymous (que no tiene nada que ver con el grupo de hacktivistas). Dirigida por uno de los grandes maestros Roland Emmerich. Dónde se plasma una de las incógnitas acerca de la autoría de las obras de Shakespeare. Esto sin duda, se viene diciendo desde 1976, cuando Francis Bacon se atribuyó la autoría de todas estas obras. Está discusión ha sido abordada por Mark Twain, Charles Dickens y Sigmund Freud.
Una realidad alternativa que no tiene nada de despreciable. El Conde de Oxford Edward de Vele resulta ser el verdadero escritor de las obras. Dado que tenía que resguardar su reputación y sus títulos de nobleza, jamás pudo atribuirse ninguna de sus obras a lo largo de su vida. Así que un día, asiste a un teatro y le pide al escritor que firme como suyas sus obras, así mismo le paga por el secreto. Pero dicho escritor, no concibe dichas palabras. Así que un buen día en aquel teatro se presenta aquella obra que el Conde de Oxford le había dado. Al final de la representación, al público pide ver al autor. Es en ese momento que Will, un actor que sabia leer pero que jamás pudo juntar letras, sale a escena y se dice el autor. El Conde crea un nombre falso: William Shakespeare. Mientras que toda Inglaterra estaba a punto de quedarse sin reina.
Historia llena de conspiraciones, fraudes, relaciones de poder. En pocas palabras dos horas llenas de ¡Exquisitez!