La Liga Católica (The Catholic League) la agrupación de orientación religiosa fundada en los Estados Unidos en 1973 por el jesuita Virgil C. Blum y a la que se considera como la portavoz no oficial de los católicos laicos en aquel país, ha emitido un comunicado en el que muestra su desaprobación por el espectáculo presentado por la cantante de rap originaria de Trinidad y Tobago, Nicky Minaj durante la reciente ceremonia de los premios Grammy.
En palabras de su presidente (y rostro público de la organización) Bill Donahue:
Quizás la parte más vulgar fue la insinuación sexual que mostró una bailarina escasamente vestida quien se extiende hacia atrás mientras un monaguillo se arrodilla entre sus piernas en aparente oración. Nada de esto fue accidental, y todo ello fue aprobado por la Academia, que son quienes otorgan los Grammys. Si la Srta. Minaj está poseída o no es sin duda un tema a discusión, pero lo que no está en duda es la irresponsabilidad de la Academia. Sin duda que ellos nunca permitirían que un artista osase insultar al judaísmo o al islam.
Como recordaremos, la rapera presentó todo un espectáculo controversial este pasado Domingo en el que nos ofreció un supuesto exorcismo durante su interpretación. Pero no fue todo, hubo más y si usted se perdió la alfombra roja del evento no se dió cuenta que la intérprete llegó enfundada en un hábito rojo y acompañada de un anciano vestido como el Papa.
Sin embargo las condenas a la actuación de la Srta. Minaj no se limitan a La Liga Católica. Por la red son frecuentes comentarios del tipo:
No puedo creer que le hayan permitido hacer eso en los Grammy. El ánimo durante la ceremonia era de respeto hacia Whitney Houston y su interpretación le dió un giro totalmente distinto. Verdadera basura
Más puede ser que no a todos les parezca su actuación algo equívoco o lamentable. Sus publicistas deben estar más que encantados con toda la reacción que se ha levantado y que la han mantenido en boca de todos, pero si esto llega a trascender más tiempo del que desean, o trasciende en un sentido más bien negativo a mediano plazo, puede que al final la sonrisa se les borre del rostro.