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Una mirada distinta a la WCG Chile 2011 [por @juliowned]

La WCG se ha vuelto un evento sumamente importante en la última década para los amantes de los videojuegos, o al menos una parte de ellos. El fin de semana pasado llegaron al lugar alrededor de 15 mil personas, entre ellas, finalistas, prensa, expositores y por supuesto, el público general.

La entrada para cada día tenía un valor de 4 mil pesos Chilenos (8 Dólares). Mientras recorría el lugar me preguntaba si acaso ese precio valía la pena. Caminabas viendo algunas finales y torneos, podías sentarte a ver exposiciones de diferentes marcas (publicidad en su apogeo), hacer una fila de entre 30 y 50 minutos para jugar unos rato de Xbox 360, PC o juegos arcade de antaño, ver tiendas de los sponsors para probar las últimas tecnologías del mercado, entre otros. Podías tener entretención para un rato sin duda, pero después de 3 horas en el lugar podías ver gente que ya habías visto durante el día re-recorriendo el lugar con cara de aburrimiento.

Faltaron a mi juicio, mas lugares para jugar. Las zonas de free play eran dos, más la zona arcade. El resto de juegos estaba a cargo de los sponsors y no de la producción del evento. Creo sinceramente que si la WCG es promocionada como un evento para gamers, faltan en efecto, lo que nos lleva ese término: ‘games’. El número de juegos que podías ver y escuchar desde el escenario podía ser contado con las manos: Super Street Fighter IV, Fifa 2011, Counter Strike, Starcraft II, y unos cuantos más. Si bien son los últimos juegos lanzados al mercado y que han tenido éxito, no representan ni la mínima parte de lo que es el universo de los videojuegos. Si ampliaran el concepto, les aseguro que recibirían mucho más público y lo mantendrían mucho más entretenido durante horas. Cualquier juego que se lance, venda mucho, y pase a tener más de 3 versiones, era considerado un ‘clásico’ dentro del evento: y si alguien hubiese llevado un SNES con Mario world o algún Megaman… ¿Qué hubiese sido? ¿Un súper mega ultra clásico?

Ver las finales en el escenario era bastante entretenido, podías observar las caras de los participantes, las reacciones del público, etc. Así como también era genial dejarse ‘regalonear’ por los sponsors; en una sola pasada podías tener en tus manos un par de lentes, una linterna, un mug, una pelota anti stress, y varios productos de esa índole, todos por supuesto con la respectiva marca de quien lo entregaba.

Para responder lo que dejé planteado en el segundo párrafo, sobre el precio de la entrada diré lo siguiente: Me siento bastante afortunado de haber sido invitado por Hola Geek, ya que si hubiera gastado 16 dólares (ambos días) en jugar juegos que puedo jugar en casa y volver lleno de chucherías publicitarias, me hubiese dolido el estómago.

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